jueves, 20 de septiembre de 2007

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Tras varios días completamente sumergida en la filosofía medieval, hoy he terminado de revisar el tema de Santo Tomás de Aquino. Mientras preparaba algunas actividades en sintonía con él, fui visitando webs sobre las primeras universidades, el arte gótico, la iconografía cristiana, una cosa llevó a la otra, y así terminé leyendo la "Suma Teológica" on-line con el fin de enterarme de cuáles eran las jerarquías angélicas, que empiezan con los serafines y terminan con los arcángeles.

Desde luego, el estilo del "Doctor Angélico" no tiene desperdicio en cuanto a su orden y pulcritud, propio de la "disputatio" medieval. Su proceder le lleva a responder a todo tipo de objeciones con el fin de postular que las criaturas angélicas sólo tienen forma (o esencia, en términos aristotélicos) pero nunca materia. Por lo tanto, un ángel (palabra que significa "mensajero") es sólo una entidad intelectual, de modo que si alguien ve alguno, ese ángel sólo está simulando ser humano, como si fuera un holograma al estilo de "Star Wars" (el santo dice que sería como el vapor de una nube).

Curiosamente, que uno de los máximos doctores de la Iglesia dijera que los ángeles no tienen cuerpo, ni alas adosadas a su espalda, no ha impedido que el arte los represente en numerosas ocasiones, bien como niños pequeños o bien con cuerpo adulto.

Tampoco eso ha impedido que la cultura popular haya absorvido el concepto de "ángel" hasta el extremo de que los cómics y película de "X men 3" lo conciben como un pobre mutante. Se trata de un chico voluble que, a instancias de su padre, se somete a una cura que le va a convertir en humano corriente y moliente. Claro que..., al final acepta su condición y se va volando. Todo sería más fácil si no tuviera cuerpo, ya que entonces las alas no serían un estorbo, porque desde luego este mutante es totalmente físico, carnal y joven. Aún recuerdo una escena de la película en la que se cortaba las alas para que no le descubrieran. Era muy gráfica, impactante..., habrá que volver a verla.

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